martes, 10 de abril de 2007

E. Jünger, pensador político radical

La vida del pensador Ernst Junger quedó marcada por la Gran Guerra, la camaradería de las trincheras, la fuerza motriz de las tempestades de acero y, como guinda a su espectacular pensamiento disidente, su vida de EMBOSCADO.

Reproducimos a continuación nuestra traducción de este pequeño trabajo de W. Herrmann.

Juan Antonio Carracedo

E. Jünger, pensador político radical

Escritos de guerra, movilización total y “El trabajador”:

Junger, pensador político radical

Wolfgang HERRMANN

Todas las ideas que el nacionalismo revolucionario desarrolló durante los diez primeros años que siguieron la Gran Guerra encontraron su ápice en la obra de Ernst Jünger. Los residuos del Movimiento de Juventud - que literalmente "se había fundido" en el transcurso de las hostilidades - los eternos soldados por naturaleza, los putschistas, los revolucionarios y los combatientes del Landvolk siempre han encontrado en Jünger al hombre que exponía sus ideas. Pero Ernst Jünger fue mucho más lejos que todos ellos, lo que certifica el contenido del “Trabajador”.

No permaneció a una simple interpretación de los acontecimientos de la Guerra, lo que fue objeto en “DER Kampf als inneres Erlebnis”, resumen de estas impresiones de soldado. Este pequeño volumen busca las sensaciones del soldado de la Primera Guerra Mundial, explora la estructura. Y este sondeo es la expresión al mismo tiempo de una nueva voluntad política, la primera tentativa de fundar este "realismo heroico", que se ha convertido en, ante los límites de la vida, escéptico, objetivo y protestante. Al volver de nuevo de la guerra, Jünger adquirió un conocimiento: la impresión que este conflicto dejó en él y en la interioridad de sus compañeros, es más movilizadora, más reivindicadora y más sustancial que el mensaje de las ideologías dominantes de su tiempo. Por esta razón la Guerra fue el inicio de sus escritos posteriores, como El Trabajador y La movilización total.

Estos dos libros penetran en una nueva "capa geológica" de la conciencia humana y modifican la función de ésta en el mundo moderno. Los dos libros tratan sobre el principio de la movilización total, que la Guerra impuso a los hombres. Desde un punto de vista sociológico, la guerra moderna es un proceso de trabajo, de trabajo, inmenso, gigantesco, espantoso en sus dimensiones; moviliza el conjunto de las reservas del pueblo en guerra. Los países se transforman en fábricas gigantes que producen a la cadena para los ejércitos. Por otra parte, la guerra de material pasa a ser para las tropas que combaten ellas mismas en una clase de proceso de trabajo, que los técnicos de la guerra tienen la voluntad de llevar a cabo. El nuevo tipo de hombre que se forma en tal contexto es el del Trabajador- Soldado, en quien no permanece nada de la poesía tradicional del Soldado y que no lanza ya su entusiasmo sino su asiduidad en el reducto que debe ocupar. Jünger sabe en adelante que "la movilización total, como medida del pensamiento organizador, no es más que un reflejo de esta movilización superior, que el tiempo realiza en nosotros".

Y esa movilización es ineludible, la voluntad consciente del individuo no puede cambiar nada. La movilización total de las últimas energías prepara, de la misma manera que está en sí mismo un proceso de disolución, la llegada de un nuevo carácter. La figura que forjará este nuevo orden es la del Trabajador. La imagen de este Trabajador, de este fenómeno que hace irrupción en nuestro siglo XX, la encontramos en la educación y las artes modernas; Jünger la concibió según las características del Soldado del Frente y según el modelo ruso donde el Trabajador se convierte en el Soldado de la Revolución. Jünger no concibe la categoría del Trabajador como un "estado" de la sociedad, como lo quiere la ciencia burguesa, o como una clase, tal como ocurre con el marxista, sino que ve en el Trabajador un nuevo tipo humano, una nueva mentalidad en gestación, que conseguirá la fusión de la libertad y el poder.

Sólo el Trabajador mantiene aún una "relación ilimitada con las fuerzas elementales", que penetraron en el espacio burgués, operando la obra de la destrucción. Conservadores tradicionales y Cristianos impugnaron este libro radical con una vehemencia afirmada. El Trabajador sigue siendo sin embargo una obra difícil a leer: oculta una indudable dimensión filosófica; aborda la problemática cambiando constantemente el punto de vista, lo que exige por parte del lector una comunidad de pensamiento y una capacidad para volverse a poner perpetuamente en cuestión (...).

Wolfgang HERRMANN.

(extraaido de Der neue Nationalismus und seine Literatur, San Casciano Verlag, Postfach 1306, D-65.533 Limburg; trad. franç.: Robert Steuckers).

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